Me rompí el corazón y aumenté pa'l de libras...
Esta entrada la comencé a escribir en mayo de 2020. Siempre que me sentaba a escribirla, terminaba dejándola y escribía sobre otras cosas. Debo admitir que había dejado de escribir aquí porque no sabía ya de que hablar. Estaba aguantándome tantas cosas que no sentía que estaba siendo true to myself.
Justo comenzando el 2020, me rompieron el corazón y aumenté algunas libritas. Gracias a eso, sané mi relación desordenada con la comida, comencé a sanar heridas, dejé ir vínculos, aumenté mi fe y, sobre todo, me enfoqué en mí y en mi crecimiento.
Les cuento que hablar sobre estas cosas, se me ha hecho difícil, porque contrario a otras cosas que he escrito, cuando comencé a escribir esta entrada recién tenía el corazón hecho trizas y todo en mi vida estaba cambiando. Para ser honesta, no sabía realmente ni cómo me sentía. Me sentía perdida, estresada, ansiosa, eran muchas emociones tomando lugar al mismo tiempo. Mi corazón estaba roto… pero sanando poco a poco, de esa herida, florecieron cosas hermosas. Esa experiencia me abrió los ojos ante la cantidad de cosas en mi vida que tenía que cambiar y que ya era tiempo de evaluar. Gracias a esa indiferencia, me pude encontrar y reconstruirme como nunca.
Una de las primeras cosas que surgieron de la pandemia, fue el darme cuenta de que no estaba comiendo lo suficiente y que el déficit calórico en el que estaba me estaba haciendo más daño que bien. Estaba atemorizada por las cosas que comía, por "engordar" y por "dejarme ir"… Durante este tiempo me di cuenta de lo que estaba pasando, tenía una relación TERRIBLE con la comida y estaba dejando que la comida dictara mi vida. No fue fácil y no fue como que un día me levanté y dije "voy a comer más"... estuve en contacto con una dietista que sigue la "alimentación intuitiva". Le hablé de cómo me sentía, del miedo que me daba engordar y ahí me dijo "tienes una alimentación desordenada". Luego de muchas conversaciones y de leer mucho acerca del tema, comenzó el trabajo difícil. Tenía que empezar a comer. Esta travesía, que obviamente es más compleja que solo "comer y ya”, trajo muchas cositas. Comenzando a comer, aumenté pa’l de libras, no sé exactamente cuantas (una de las cosas que eran parte del proceso era dejar de pesarme), pero la ropa dejó de servirme y me sentía en muchas ocasiones incomoda con mi cuerpo. Estaba cambiando y era completamente normal lo que estaba ocurriendo, me había privado de tantas cosas por tanto tiempo que mi cuerpo literalmente dijo “ahora me toca recuperarme” y a sí fue. No se imaginan la cantidad de “estas comiendo mal”, “estás comiendo un montón”, “echaste pal de libras”, entre otros comentarios que recibí durante este tiempo y la cantidad de veces que lloré por esto mismo. Fue un proceso interno FUERTE y uno que en muchas ocasiones resentía. Muchas veces quería regresar a mi vida de antes, a contar calorías, a restringir alimentos y a excederme haciendo ejercicios, pero sabía internamente que lo que estaba pasando en el momento ERA LO MEJOR para mí y mi salud. Estaba viviendo consumida en cómo me veía y en como otros me veían.
Ahora mismo, puedo decir que he sanado mi relación con la comida. Recovery es una decisión de todos los días. Es la libertad de poder salir a comer con tu familia sin estar buscándole las calorías a cada alimento, es no acostarte con hambre porque “se te acabaron las calorías del día”, es tener más energía, cabello saludable y piel bonita. Es poder comprar snacks de manera espontánea sin buscar el “más saludable”, es hacer ejercicios porque disfrutas hacerlo y no “porque tienes que quemar las calorías de lo que te comiste”, es poder vivir sin miedo a algo tan primordial como tu alimentación. Es amar cada espacio de ti y vivir a toda intensidad.
Estos últimos años han sido de mucha introspección. Creo que lo he dicho antes, pero dejé ir vínculos que no me hacían bien, hice un cleanse en mis redes sociales y me desconecté también por un tiempo. Dejé de seguir páginas que no aportaban nada a la vida que deseaba construir. Dediqué mucho más tiempo a mi familia y me enfoqué en como YO me sentía respecto a todo. Dar unfollow es super cool y todo, pero a veces hay que hacerlo en la vida real y dejar ir a quienes nos lastiman… Nuestro entorno influye muchas veces en cómo nos sentimos, hay que evaluarlo y dejar ir aunque duela.
El verano pasado me gradué de bachillerato de la Universidad de Puerto Rico en Ponce, algo que muchas veces veía tan imposible. Pero es un logro del que vivo orgullosa. En agosto comencé mis estudios graduados en dietética y nutrición, para en un futuro (cercano), poder ayudar a otros que estén batallando con alimentación desordenada.
Mi fe dio un giro de 180 grados, porque tuve un encuentro hermoso con el Señor, me fui de misión y todos los días hago prioridad pasar tiempo con Dios. Muchas veces pensaba que Dios no estaba conmigo o que se había olvidado de mí, pero en todo este proceso, pude ver y veo su mano obrando todos los días. El Señor me regala bendiciones que ni merezco, pero que por su gracia recibo. Me dio la oportunidad de conocer y conectar con personas increíbles que me acompañan en este camino de fe. Me regaló la bendición de una familia que me apoya, me ama y nunca me deja sola. Vivo agradecida por todo lo que recibo, pero en especial por mis cinco personas, mi familia.
Creo firmemente que la vida es un “como tú la veas”, depende de nosotros como movernos y reaccionar ante las cosas que nos suceden. Si, nuestro corazón muchas veces se rompe, la vida cambia y en ocasiones nos sentimos perdidos, pero algo bonito de la vida es que nos regala la oportunidad de comenzar de nuevo. Estoy orgullosa de la Gaby del 2020, porque gracias a su valentía, fuerza y fe, estoy en donde estoy. Estoy feliz, agradecida y con el corazón lleno de esperanza. Agradezco cada lagrima, cada obstáculo y cada momento, porque si no es por lo vivido, no creceríamos.
La gente siempre tendrá algo que decir y siempre te juzgarán por las decisiones que tomes, pero algo que siempre tengo en mi mente es “no aceptes críticas de quien no tomarías un consejo” … que la opinión de los otros no nos robe la alegría. La vida es corta y el tiempo no se recupera, vivamos la vida como el regalo que es. El otro, siempre será el otro, nosotros no podemos hacer nada por cambiarlo. Simplemente podemos vivir, dejar ir y sanar.
Esta nueva etapa de mi vida es muy mía. Es una que merecía, pero no tenía el valor de aceptar y acoger. Estoy enfocada en mi fe, mis estudios, mi familia y mis personas. Compartir esta partecita de mí, se siente bien. Espero que mis experiencias, te sirvan para entender que, en los momentos duros de la vida, no estás solo. Se que todo el mundo lo dice, pero si, las cosas mejoran y mejoran para bien. Muchas veces nos aferramos con uñas y dientes a lo que pensamos que es para nosotros, pero los planes del Padre SUPERAN nuestras expectativas y anhelos. ¡Dios te sueña feliz!
With love, Gaby
Comments
Post a Comment